Samuel Bowles hace un repaso a diferentes estudios de juegos que siguen esa línea en lo que podríamos llamar la economía de los tipos agradables. En uno de ellos, Fehr y Rockenbach (2004) hicieron el siguiente experimento. Un grupo de alumnos que llamaremos “inversores” debían destinar una cantidad de dinero a otro grupo, denominado “trustee”, quienes sabiendo la cantidad transferida devolverían al inversor una cantidad. A los inversores se les dio la oportunidad de advertir que habría multas a aquellos trustees que les hubieran retornado una cantidad baja de dinero. El resultado fue que aquellos que decidieron no reservarse el derecho a establecer multas lograron unos mayores dividendos que aquellos que las establecieron.
lunes, 11 de agosto de 2008
Incentivos monetarios contraproducentes
Desde el primer post vemos que la moralidad no tiene aplicación en el mercado bajo competencia perfecta. Este olvido puede provocar que cuando regulemos un determinado intercambio, legal o contractualmente, pensando en el “homo economicus” nos encontremos que la reacción del “homo verus” será diferente a la esperada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario